30 de enero de 2019

Dónde ver las películas de los Goya 2019

Los nombres de Silvia Abril y de Andreu Buenafuente hacen pensar que en los próximos Premios Goya, que se celebran el 2 de febrero en Sevilla, no faltarán las risas. Sin embargo, no nos engañemos: haber visto las películas nominadas hace que ver la gala sea mucho más divertido. ¿Quién puede resistirse a la sana competitividad que aflora de las quinielas caseras?



Este año, la aclamada cinta El reino, de Rodrigo Sorogoyen, parte como favorita entre las nominadas, pero nada está escrito. Y es que no hay que perder ojo, entre otros aspectos, a las grandes interpretaciones de Todos lo saben -encabezadas por unos brillantes Penélope Cruz y Javier Bardem- o al optimismo arrasador de Campeones, de Javier Fesser. 

Si quieres triunfar en tus apuestas para los Goya 2019 o simplemente descubrir algunas de las joyas que nos ha ofrecido el cine español durante este último año, aquí tienes las claves para ver online o las salas tradicionales las películas nominadas en esta 33 edición.


Hay vida más allá de Netflix, y esta plataforma digital lo demuestra, con un sólido catálogo que no deja de crecer desde 2008. 

Qué películas nominadas se pueden ver

Con motivo de la próxima celebración de los Premios Goya, Filmin ha abierto una sección dedicada a los largometrajes y cortometrajes nominados. También se pueden encontrar algunas de las triunfadoras de otros años, como Blancanieves (2011), Volver (2006) o Handia (2017).



Las nominadas de 2019 disponibles en la plataforma son: 
- Todos lo saben 
- El reino 
- Campeones 
- Un día más con vida
- Apuntes para una película de atracos
- Desenterrando Sad Hill
- Girl
- Los perros 
- Gaza

Precio
3,95 por cada alquiler

Netflix

Qué películas nominadas se pueden ver

En Netflix puedes encontrar la película Roma, de Alfonso Cuarón. Este largometraje, que supone el regreso del cinaesta mexicano a su país, donde no rodaba desde Y tu mamá también (2001), es además una de las favoritas para los próximos Premios Óscar, donde incluso podría ganar en la categoría reina, la de mejor película.
En los Goya, Roma es candidata a alzarse como la mejor película iberoamericana.



Precio
La suscripción más económica cuesta 7,99 euros al mes. El primer mes es gratis.

Sala Berlanga

Para los que no quieran descubrir las películas nominadas online y prefieran los cines tradicionales, la Sala Berlanga es una buena opción. El ciclo en el que proyectan los largometrajes que aspiran a llevarse un premio se ha convertido en una cita imperdible para los cinéfilos madrileños.

Qué películas nominadas se pueden ver
La sala, ubicada en la calle Andrés Mellado (cerca de Moncloa) proyecta la totalidad de las películas de los Goya 2019. La programación se extiende hasta el 12 de febrero.

Precio
3 euros

2 de octubre de 2013

El 7º en corto: '7.35 de la mañana', de Nacho Vigalondo

El debut de Nacho Vigalondo fue, sin duda, por la puerta grande. Con un primer trabajo, el corto 7.35 de la mañana, el cineasta alcanzó un logro que muchos no logran alcanzar a lo largo de su trayectoria: estar nominado al Oscar. Todo fan que se precie del director cántabro no puede perderse este cortometraje, del género musical y con tintes surrealistas. Además, la canción principal es absurdamente pegadiza.



29 de septiembre de 2013

El Festival de Cine de Madrid – PNR celebra su 22ª edición

El próximo martes 1 de octubre arranca el Festival de Cine de Madrid – PNR, en la que será su 22ª edición. Como viene siendo habitual, este festival, organizado por la Plataforma Nuevos Realizadores, será toda una oportunidad para disfrutar de las obras de cineastas emergentes. Los trabajos se dividirán en tres secciones oficiales: largometrajes, cortometrajes y socios PNR, en la que se presentan cortos realizados exclusivamente por socios de la plataforma.


En la sección de largometrajes, cinco películas serán las que se enfrenten para conseguir el máximo galardón. En la pasada edición, Ali, de Paco R. Baños, se alzó con el premio, y este año están en la competición La reina de tapas, de Daniel Diosdado, Los increíbles, de David Valero, Marhaba, de Sergi Cervera, Otel•lo, de Hammudi Al-Rahmoun Font, y Casting, dirigida por Jorge Naranjo y ganadora de las Biznagas de plata a la mejor actriz y actor de reparto en el pasado Festival de Málaga, por el trabajo de su elenco femenino y masculino. La exhibición de cada una de las películas vendrá acompañada por un coloquio. En cuanto a los cortometrajes, serán 30 los que rivalizarán para suceder a Desayuno con diadema, el corto de Óscar Bernácer que triunfó en esta categoría el año pasado.

La sala Berlanga será el corazón del festival y el lugar en el que se proyecten los trabajos de las diferentes secciones oficiales. La entrada a todos los pases es gratuita hasta que se complete el aforo. Además, de forma paralela se desarrollarán diferentes actividades en otras sedes. El cine Doré acogerá un ciclo homenaje a Javier Aguirre, mientras que la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense abrirá las puertas a nuevas formas de hacer cine con la sección “Experimenta – nuevo cine”. Por otro lado, en la Escuela Universitaria de Artes y Espectáculos (TAI) se celebrará un debate el viernes 4 alrededor de la industria del cortometraje. Además, el festival también tiene un hueco reservado para los más pequeños, que podrán asistir a las sesiones infantiles que la Sala Berlanga tiene preparadas para ellos durante el fin de semana.

El festival se cerrará con una gala de clausura el domingo 6, en la que se desvelarán los nombres de los ganadores. La programación y toda la información sobre el festival se puede consultar en la web www.festivalcinepnr.com.

Publicado en: www.puntoencuentrocomplutense.es

25 de septiembre de 2013

7 artes, 7 películas: La arquitectura con 'Metrópolis'

Fue el último en llegar y, sin embargo, permanece en un lugar de excepción entre todas las artes. El cine apenas cuenta con algo más de un siglo de historia, pero su juventud no ha impedido que esté a la altura de sus hermanas mayores, e incluso que funcione como un compendio de todas ellas. Entre todas las obras que encontramos a lo largo de la historia del cine destacan algunas que son un auténtico homenaje a las artes, en las que estas son el motor del largometraje. Por ello, hemos hecho una selección de siete películas, las cuales captan la esencia de una de las siete artes. Y comenzamos con la arquitectura, cuya relación con los fotogramas no podemos explicar sin hablar de Metrópolis, la obra maestra de Fritz Lang estrenada en 1927.  



Ensalzada como una de las películas cumbre del cine mudo, Metrópolis está rodeada de cifras astronómicas que la convierten en una superproducción de su época: más de año y medio de rodaje, 610.000 metros de película, más de 30.000 extras y un coste de seis millones de marcos, que sobrepasaron la cifra prevista inicialmente, de un millón y medio. Números que aumentan la leyenda del film, pero de los que no se puede hablar con exactitud, ya que años después de la muerte del director salió a la luz una entrevista que Lang había concedido a Lloyd Chesley y Michael Gould, en la que afirmaba que muchos de estos datos no eran ciertos y señalaba que se habían escrito muchas mentiras alrededor de su obra. Así, indicaba que el número de extras rondaba los 300, y que los costes estuvieron condicionados por la inflación de la época.

Metrópolis se sitúa en un escenario futurista, sin duda uno de los puntos fuertes del film. Lang era hijo de arquitecto y él mismo comenzó sus estudios en este campo, que más tarde abandonaría por la pintura. La arquitectura de la ciudad de Metrópolis refuerza el mensaje de la historia y condiciona su desarrollo. En la superficie encontramos enormes rascacielos, donde viven las clases acomodadas, mientras que los obreros se hallan en las profundidades de la ciudad, en el subsuelo, invisibles a los ojos de la clase superior. Mientras que los ciudadanos de la superficie pueden disfrutar de instalaciones como bibliotecas, jardines y teatros, los obreros de las profundidades se dedican a trabajar sin descanso, en un ambiente claustrofóbico que contrasta con la majestuosidad del exterior.

La concepción de la ciudad es una pista de la dualidad que persigue el film, en el que se contrapone lo humano y lo artificial, el obrero y el empresario. Una dualidad entre la que se querrá mantener el equilibrio, ya que como se nos dice desde el principio, “el mediador entre el cerebro y las manos ha de ser el corazón”. En este caso, dicho mediador es el protagonista, el hijo de Joh Fredersen, señor de Metrópolis, que abre los ojos ante la problemática social cuando se encuentra con María, una mujer de clase obrera que predica la igualdad y el entendimiento entre los ciudadanos tanto de uno como de otro lado.

Para rodar los planos que inmortalizan la ciudad se hizo uso de maquetas. También se empleó el llamado “proceso Schüfftan”, una técnica que permite, mediante un espejo, dar la sensación de que los actores se encuentran dentro de decorados, que en realidad son maquetas a menor escala. Entre el escenario futurista también encontramos las huellas del Gótico, como en la catedral en la que se desarrollan las escenas finales. Pero si hay que resaltar un edificio de entre todos los de la ciudad, sin duda este sería la llamada “Torre de Babel”, en la que vive el señor de Metrópolis, y que constituye una de las referencias bíblicas que podemos encontrar en el relato. El resultado final contribuyó a asentar la idea que tenemos en el imaginario colectivo de lo que sería una “ciudad del futuro”, y convirtió a Metrópolis en uno de los principales referentes del cine de ciencia ficción. Posteriormente influiría fuertemente en largometrajes como Blade Runner, de Riddley Scott.

En el año 2008 se descubrió en Argentina una copia del film con metraje perdido, que los exhibidores alemanes habían recortado en el momento de su estreno. La restauración de la cinta ha ampliado la duración de Metrópolis hasta los 150 minutos. Una buena excusa para revisitar uno de los clásicos imprescindibles del séptimo arte. 

Publicado en: www.puntoencuentrocomplutense.es

24 de septiembre de 2013

El 7º en corto: 'Traumalogía', de Daniel Sánchez Arévalo

"Las familias felices son todas iguales. Cada familia infeliz es infeliz a su manera". Esta cita de la novela Anna Karenina, de Tolstoi, acompaña al cortometraje Traumalogía, de Daniel Sánchez Arévalo. Rodado en 2007, después del estreno del director en la gran pantalla con Azuloscurocasinegro, esta pieza es la base de La gran familia española, y una prueba más de la atracción que siente el cineasta por esas bodas que no salen del todo bien.  



Entre el reparto podemos ver a intérpretes como Antonio de la Torre, Natalia Mateo, Quim Gutiérrez, Raúl Arévalo, Javier Pereira o Héctor Colomé, algunos de ellos con el mismo rol que el que realizan en La gran familia española. Y como también ocurre en el largometraje, la mezcla entre comedia y drama está servida.




13 de septiembre de 2013

Crítica 'La gran familia española': La unión hace la fuerza

El 11 de julio de 2010 fue el día en el que España se detuvo. Durante unas horas, todos los ojos estuvieron puestos en las pantallas de televisión, sin perder detalle de lo que pasaba en Johannesburgo, donde la selección española de fútbol se jugaba ser la campeona del mundo. El director y guionista Daniel Sánchez Arévalo sitúa su historia precisamente en este día, estableciendo una coincidencia que puede ser interpretada por muchos como la peor de las suertes: la final se celebra el mismo día que la boda de uno de los protagonistas. Si estuviésemos ante una comedia normal, seguramente esto sería el pie para una película disparatada, con momentos más o menos divertidos (o que pretenden serlo) y los típicos clichés de las películas de bodas, que han llegado a convertirse prácticamente en un género propio. Pero Sánchez Arévalo nos tiene preparadas muchas sorpresas detrás, con los que nuestros prejuicios se irán rápidamente por la borda.



La gran familia española se posiciona frente a los espectadores como una comedia, quizá por criterios comerciales. Sin embargo, le pasa como a El apartamento de Billy Wilder, quien no entendía por qué su largometraje se estrenó bajo esa etiqueta. En este caso, no podemos negarle al humor su importancia en el desarrollo de la trama, por supuesto. Pero es simplemente la primera capa, tras la que se esconde un entretejido de conflictos emocionales que el director maneja con habilidad, demostrando que es todo un referente de nuestro cine en la actualidad y un cineasta cuya trayectoria merece la pena seguir.

La historia, que en su día Sánchez Arévalo plasmó en parte en su corto Traumalogía, nos sumerge en los enredos familiares y monstruos personales de sus personajes, con el fútbol y la película Siete novias para siete hermanos de telón de fondo. Aunque su primera parte es más convencional, el ritmo siempre se mantiene ágil, hasta llegar a su tramo final, en el que la narración despega y alcanza su máximo esplendor. Y ahí es cuando La gran familia española nos hace reír más, sí, pero también nos emociona.

Las subtramas, dirigidas a través de los cinco hermanos de la familia y su padre, son un relato sobre la madurez, las expectativas que se crean sobre la vida adulta, el amor y los sacrificios que se hacen por él. Antonio de la Torre y Quim Guitérrez, dos habituales en el cine de Sánchez Arévalo, vuelven a destacar entre las interpretaciones, así como Verónica Echegui, Roberto Álamo y Miquel Fernández. Las actuaciones del acertado reparto brillan con más fuerza en las secuencias grupales, en las que se reúnen todos los personajes. Curiosamente, este es el mensaje que nos deja la ficción: la unión hace la fuerza. La gran familia española retrata a la familia como la clave para la supervivencia y como la mejor forma de dar lo mejor de nosotros mismos. Exactamente la misma lección que aprendimos ese 11 de julio.

Publicado en: www.puntoencuentrocomplutense.es

2 de agosto de 2013

Crítica 'El estudiante': El auténtico aprendizaje

La vida política es, sin lugar a dudas, un terreno en el que pueden florecer los conflictos más apasionantes. Y por suerte, la política no sólo se da en los escaños parlamentarios y altas esferas. El director argentino Santiago Mitre pone en práctica esta afirmación y nos acerca a la política universitaria de la mano de El estudiante, film que llega a nuestra cartelera con un par de años de retraso.



La película, que triunfó en la 49 edición del Festival de Gijón, es un relato sobre la madurez y el aprendizaje, de ese que no se consigue en las aulas pero que es, al fin y al cabo, el que nos sirve para nuestro día a día. Situada en una universidad pública, la de Buenos Aires, nos muestra una vida política universitaria frenética y muy activa, que el director considera un reflejo bastante certero de lo que se cuece en los campus argentinos. Para ello, se emplean unos recursos sencillos, tanto humanos (en cada escena del rodaje sólo había un equipo de unas 4 o 5 personas) como técnicos.

El estudiante se aproxima a una estética documental, a través del uso de la cámara en mano, que recuerda a otra película con tintes políticos estrenada hace unos meses: No, de Pablo Larraín. De esta forma se consigue un gran realismo, que también se apoya en un buen trabajo en el campo de la documentación. Pero lo que verdaderamente importa en el film no es la forma, sino el contenido, a través del cual Mitre (también encargado de redactar el guión) nos invita a hacer una reflexión más allá del propio contenido de la película.


El largometraje contiene bastantes referencias a la política local, lo que puede hacer que más de un espectador se pierda en algún momento, pero esto no tiene mucha importancia en el resultado global, en el que se tratan cuestiones políticas extrapolables a cualquier territorio del mundo: las luchas por el poder, las diferencias entre lo que se quiere llevar a cabo y lo que realmente se puede hacer, las presiones, los dilemas éticos… Por todo ello, lo más interesante de El estudiante no está entre sus fotogramas, sino en el debate que suscita cuando las luces de la sala se encienden.

Publicado en: www.puntoencuentrocomplutense.es

31 de mayo de 2013

Crítica: 'R3sacón': ¿El fin?

Hoy en día, es impensable que una comedia que tenga éxito en la cartelera no acabe con sus correspondientes secuelas. Creadas como una fuente de ingresos segura, las segundas (o terceras) partes se encuentran con el reto de encontrar un equilibrio entre el respeto por el material original y la innovación; si bien vamos al cine atraídos por los lugares comunes que nos cautivaron una vez, nadie quiere ver la misma película dos veces.



La trilogía de Resacón, al parecer,  no acaba de encontrar este término medio. Resacón 2: ¡Ahora en Tailandia! repetía, de forma casi idéntica, los pasos de su predecesora, convirtiéndose en una copia cuya diferencia básica era el lugar en el que se desarrollaban los acontecimientos. R3sacón, por suerte, no vuelve a caer en ese juego. ¿Cuál es el problema? Que la esencia de la original se ha quedado en el camino. Esta tercera parte ya no vuelve a utilizar la fórmula “resaca + recuerdos” para que la trama avance, sino que se presenta como una aventura “épica”, como una carrera de obstáculos a lo grande.

Todo el protagonismo se centra en los personajes de Alan (Zach Galifianakis) y el señor Chow (Ken Jeong), mientras que los otros miembros de la “manada” se quedan en un discreto segundo plano y su participación se limita a dejar en bandeja las situaciones cómicas para los que aquí son los verdaderos amos de la función. Por otro lado, su empeño en buscar esa “épica” hace que R3sacón se convierta en un conjunto de situaciones supuestamente trepidantes (persecuciones, secuencias de vértigo en edificios altos…), pero que en realidad, no aportan nada a la película. Si a esto le sumamos unos previsibles giros de guión y unas cuantas situaciones nostálgico/emotivas metidas con calzador, no hay duda de que nos encontramos ante el largometraje más flojo de la saga.

Aunque R3sacón no deja de ser una comedia correcta, se encuentra ante un obstáculo que no puede superar: el único motivo por el que funciona es que está protagonizada por unos personajes con los que ya estamos familiarizados. Y esta vez se ha puesto tanta confianza en ellos y en la apariencia salvaje de la película que parece que no ha importado cuidar el fondo. Lo que pretendía ser el broche de oro de la trilogía se convierte en un espectáculo de fuegos artificiales, efímero y fácilmente olvidable cuando todo acaba.

Publicado en: www.puntoencuentrocomplutense.es