23 de noviembre de 2011

'Criadas y señoras': We're just telling stories

Skeeter es una veinetañera que acaba de finalizar sus estudios universitarios y sueña con ser escritora. Mientras tanto, lo único a lo que aspiran sus amigas es a tener niños y a cuidar su ajetreada vida social. Las diferencias entre ellas son muy grandes, pero hay algo que las une: todas han tenido la posibilidad de elegir (con mayor o menor acierto) qué querían hacer con sus vidas. Aibileen y Minny no han tenido tanta suerte. Debido al color de su piel, han sido relegadas a un invisible segundo plano. No tienen derechos, ni esperanzas de que su situación cambie. Nadie pregunta por ellas. Pero ahora alguien quiere que se oiga su voz.


"Criadas y señoras" es una película de Tate Taylor basada en la novela de Kathryn Stockett, que nos sitúa en el Mississippi de los años 60'. A la cabeza del film encontramos Emma Stone (Skeeter), Viola Davis (Aibileen) y Octavia Spencer (Minny). Skeeter quiere escribir un libro innovador, que esté contado desde el punto de vista de las mujeres del servicio, y es este libro el que sirve como pretexto para mostrarnos el racismo de la época. De esta forma vemos cómo son tratadas las criadas negras por sus respectivas jefas, interpretadas por Bryce Dallas Howard, Jessica Chastain y Ahna O'Reilly. La película hace una radiografía de una sociedad elitista, que no sólo se limita a rechazar a los que consideran inferiores por la raza, sino también a todos aquellos que no se adapten a sus patrones establecidos.


En la película vemos el extremo de la intolerancia y del racismo, personalizado en el personaje al que interpeta Bryce Dallas Howard: una mujer que llega a actos tan absurdos como marcar el papel higiénico para saber si su sirvienta utiliza el mismo cuarto de baño que ella. Pero también nos encontramos con todo lo contrario: mujeres solidarias que, a pesar del miedo, luchan para mejorar su situación y para que se les dé la visibilidad que la sociedad le niega. Todas las intérpretes realizan su trabajo de una forma excepcional, y el trío protagonista Stone-Davis-Spencer huele a nominación para los Oscar de este año.


Y no sólo las actrices son carne de nominación: toda la película en sí se perfila como una de las favoritas para estar en las quinielas. Si hay un adjetivo que se merece la Academia es el de "previsible", y "Criadas y señoras" cumple con todos los requisitos para imponerse como una de las favoritas, junto a otras como "My week with Marilyn" y "La dama de hierro". De hecho, no sería de extrañar que nos encontrásemos a Viola Davis compitiendo en la categoría de "Mejor actriz" con las protagonistas de estos dos films: Michelle Williams y Meryl Streep.


Por desgracia, esta ventaja también juega en su contra. "Criadas y señoras" es una buena jugada para llevarse alguno de estos premios, y Tate Taylor, el director y guionista, lo sabe. Puede ser que por esto se haya esforzado en afilar la parte dramática más de lo necesario. Taylor nos lleva por la historia de una manera que nos emociona, pero después se deja llevar por un ansia inexplicable por alargar el momento clímax del film. Por este motivo, los últimos 20 minutos de la película pierden una fuerza que se podría haber aprovechado más si el director no hubiese insistido en ahondar en el sentimentalismo. En este caso, menos habría sido más.


A pesar de esto, es una interesante y bonita historia de la lucha de unas mujeres que, inconscientemente, reivindican su dignidad. Aunque ellas piensen que sólo que están contado historias.

21 de noviembre de 2011

'Si la cosa funciona': Lo siento, Woody, pero esto no funciona

Después de haber tonteado con el thriller en "El sueño de Casandra" y haber tonteado, en general, con "Vicky, Cristina, Barcelona", Woody Allen regresó en 2009 al género que le hizo famoso: la comedia. Y así, en su cita anual cinematográfica presentaba "Si la cosa funciona". Esta película no sólo supuso la vuelta al género, sino también el regreso a su amada Manhattan. Así, Allen volvía a rodar en la icónica isla, a la que había abandonado para hacer su particular gira europea, que comenzó con "Match point" y a la que volvería para rodar "Midnight in Paris" y su actual proyecto, "Nero Fiddled".


"Si la cosa funciona" partía de los mismos ingredientes que su película de 1979, "Manhattan": Nueva York + comedia + hombre maduro + chica joven. Sin embargo, se queda bastante lejos de su predecesora, y no sólo porque Diane Keaton no se ande por ahí rondando. Veamos: para empezar a hablar de la película, tenemos que explicar brevemente su argumento. Boris (Larry David) es un hombre mayor, amargado, misántropo y cínico. Parece que lo único que le llena es quejarse por todo lo que hay en el mundo, ilustrando a sus amigos sobre la verdad absoluta que, por supuesto, él posee, y que el resto de la humanidad (los gusanos, literalmente) no podrían alcanzar. Un día se encuentra casualmente con una ingenua chica de unos veinte años, Melody (Evan Rachel Wood), que ha abandonado su ciudad natal del Sur para ir a la gran ciudad y vivir una nueva vida. Y como ella no tiene dónde dormir, Boris le ofrece (a su pesar) su casa para que se hospede allí. ¿Podéis adivinar qué pasa entre los dos?


El personaje de Boris es ese que hemos visto hasta la infinidad en las películas del director, interpretado (en la mayoría de los casos) por él mismo. La diferencia es que esta vez Boris es mucho más maniático y más propenso a los discursos a los que estamos acostumbrados en estas películas. Es el Woody Allen extremo. Por esto, el director dijo que contrató a Larry David, porque, supuestamente, este tiene "algo" que hace que a la gente le caiga bien, a pesar de sus visibles defectos y falta de humanidad. Esa era la teoría de Allen, pero para mí es tan fallida como esa otra en la que decía que la gente, incluso en Roma, no sabía qué era el "Decamerón". El personaje de Boris agota, es increíble (no en el buen sentido de la palabra) y no hace que desarrollemos la más mínima empatía con él. Sí, en su boca se ponen frases ingeniosas y pensamientos interesantes (marca del director) pero sencillamente, cansan. Igual que agota en sus largas interpelaciones con los espectadores: sus comentarios al público se estiran y estiran, dando lecciones y contándonos cuál es la moraleja de la vida.


La inverosimilitud es un arma de doble filo, y este sería el ejemplo perfecto. Por una parte, a través de situaciones inverosímiles puedes crear momentos sorprendentes y divertidos. Pero por la otra, puede pasar como en "Si la cosa funciona": que se cree en el espectador un sólo pensamiento (el "no me lo puedo creer") que no le deje entrar en la historia ni disfrutarla al máximo. Y esto es lo que pasa cuando vemos a la pareja que hacen Boris y Melody. En una entrevista, Allen dijo que ya no protagonizaba sus películas (y que sólo lo haría en ocasiones puntuales y si encontraba un papel adecuado), porque ahora no es tan divertido. ¿Por qué? Porque no se puede "llevar a la chica". Y desde luego, viendo "Si la cosa funciona" más de uno pensará que el cineasta quiso darse "un homenaje" o algo semejante, teoría que se refuerza si tenemos en cuenta esta relación de alter-ego entre Boris-Allen.


Seguramente, Freud y sus discípulos podrían psicoanalizar a Allen a través de esta película y pasárselo en grande. O por lo menos, quizá podrían explicarnos por qué esta es la segunda película consecutiva en la que aparece, de la nada, un extraño trío amoroso (y digo "trío", no "triángulo"). Dejando a un lado los posibles sueños/ideas raras/perversas que Woody Allen haya podido plasmar en la película, podríamos decir que la palabra que acompaña a cada uno de sus componentes es "demasiado". El personaje de Boris es demasiado plasta; Melody es demasiado ingenua; los personajes de la madre de Melody (Patricia Clarkson) y el padre (Ed Begley Jr.) son demasiado maleables, y cambian completamente de personalidad con una facilidad pasmosa; todo lo que ocurre en la película (y especialmente el final) es demasiado forzado.


No, los elementos no cuadran en el film, al igual que no encaja que un ser humano que odie a la humanidad y que se crea superior al resto de los mortales dé en sus discursos frases profundas que hablen sobre "el amor que puedas dar y recibir" y la felicidad que "puedas proveer (...) si la cosa funciona". Y lo siento, pero no: esta película no funciona.

15 de noviembre de 2011

Everybody would like to be Cary Grant

Es la cara del cine clásico. El actor fetiche de Hitchcock. El sueño que Billy Wilder nunca pudo alcanzar. El hombre que rechazó ser 007. El actor que, a pesar de haber participado en más de 70 películas, nunca interpretó a un villano. El británico que logró subir a la cima de la industria estadounidense. Uno de los actores más reconocidos de la historia, que siempre alcanza los primeros puestos en los rankings de mejores intérpretes.


Durante una entrevista, le dijeron "Todo el mundo querría ser Cary Grant". Él contestó: "Yo también". El día 29 de noviembre se cumplirán 25 años de su fallecimiento.

Estas son cinco de las obras más destacadas de la carrera del actor. Las distintas facetas del Grant, en cinco películas.

La fiera de mi niña (1938)
Una divertida Katharine Hepburn volvía loco a Cary Grant en esta película de Howard Hawks. El paleontólogo David Huxley (Grant) busca una subvención para su museo que puede concederle la señora Random. Los problemas llegan cuando conoce a su sobrina Susan (Hepburn), una chica alocada que intenta cuidar, infructuosamente, nada más y nada menos que de un leopardo.


Según afirmó el American Film Institute en su lista de las 100 películas más divertidas, esta se sitúa en el puesto número 14. Hepburn se convierte con este film en una de las mejores parejas que ha tenido Grant en la ficción.


Con la muerte en los talones (1959)
Aquí Grant interpretaba a un ejecutivo publicitario al que perseguían, al confundirlo por error con un agente del gobierno. Eva Marie Saint era su pareja en la película, aunque la idea inicial del estudio era que fuera Sophia Loren. La escena en la que Grant corre perseguido por una avioneta y la final en el monte Rushmore son míticas.


Esta es una obra clave en la filmografía de Hitchcock y está reconocida como una de las mejores películas de la historia del cine (consiguió el puesto 55 en la clasificación del American Film Institute).


Arsénico por compasión (1944)
Las hermanas Brewster son unas adorables ancianitas que siempre están pendientes de ayudar al prójimo. Hacen todo lo posible para aliviar la soledad de sus vecinos, y entre sus métodos se encuentra el arsénico. El día de Halloween, su sobrino Mortimer (Grant) llega para comunicarles que se ha casado, pero en contra de sus deseos se verá encerrado en una situación delirante, en la que tendrá que ayudar a sus tías para que no descubran los cadáveres que van dejando.


Esta película de Frank Capra es un clásico de la comedia. Está basada en la obra de teatro del mismo nombre.


Sólo los ángeles tienen alas (1939)
El mundo de la aviación fue el gran protagonista de esta obra de Howard Hawks, en la que Grant interpreta al manager de una compañía aérea, quien tiene que tomar una serie de decisiones arriesgadas para que funcione su negocio. Junto a él aparecían Jean Arthur y Rita Hayworth. La historia se sitúa en América del Sur.


Arthur tuvo problemas durante el rodaje con el director, ya que no conectaban por su manera de trabajar. Cosa que no ocurría con Grant, con quien Hawks también rodó otras tres películas, entre ellas, "Luna nueva" (1940).


Charada (1963)
Stanley Donen dirigió esta película con aires hitchconianos situada en París. Audrey Hepburn se convertía aquí en la pareja cinematográfica de Grant, e interpretaba a Reggie, una mujer cuyo marido ha muerto en circunstancias misteriosas. A partir de aquí comienza una historia de agentes secretos, mentiras y traiciones, en la que el misterioso personaje de Cary Grant, Peter, intentará a ayudar a la recién viuda.


Esta fue una de las últimas películas de Grant, quien se dio cuenta de que no podía seguir estirando su registro como galán cinematográfico. Entre él y Hepburn había un cuarto de siglo de diferencia.

10 de noviembre de 2011

Y amor y sexo en los 10'

Si damos un salto de medio siglo, vemos que las cosas no han cambiado tanto y que todavía estamos buscando respuesta a la eterna pregunta de si funciona realmente el sexo sin amor. Así lo demuestran dos películas que se han estrenado este año y que, casualmente, giran alrededor del mismo tema: ¿dos amigos pueden tener relaciones sin que surja algo más?


"Sin compromiso" ("No strings attached") y "Con derecho a roce" ("Friends with benefits") se estrenaron en nuestro país con unos meses de diferencia. Y las casualidades no terminan con el año de estreno y el argumento: las protagonistas femeninas de ambas películas, Natalie Portman y Mila Kunis, han sido compañeras en "Cisne negro", la película de Darren Aronofsky. Tanto es el parecido aparente entre ambas películas que se pensó en el mismo título para las dos, "Friends with benefits" (aunque después una se adelantara y se llevara la palma). En realidad, el guión original de "Sin compromiso" especificaba que su título era "Fuck buddies", pero finalmente no pudieron ponérselo, ya que no pasó la "censura" de la Motion Pictures Association of America.

Sin compromiso
"Sin compromiso" está dirigida por Ivan Reitman y protagonizada por Natalie Portman y Ashton Kutcher. En la historia, sus personajes (Emma y Adam) se conocen desde hace tiempo, y cuando la vida hace que se vuelvan a encontrar, deciden tener sexo sin compromiso sin que esto rompa su amistad. Ambos no creen en el amor como un cuento de hadas: Emma está centrada en su trabajo como doctora y Adam cree que ya lo ha visto todo después de enterarse que su exnovia está saliendo con su padre.


Después del duro y sacrificado trabajo que supuso su actuación en "Cisne negro", Natalie Portman quería algo más fresco y divertido. Y aunque a mucha gente le chocó que la ganadora de un Oscar pasase de un intenso thriller psicológico a la comedia, la verdad es que la actriz se desenvuelve igual de bien en ambos casos. De esta forma, Portman sigue demostrando que puede permitirse realizar cualquier género, como muestra su brillante trayectoria, en la que encontramos películas tan dispares como "Mr. Magorium y su tienda mágica", "V de vendetta", o "Las hermanas Bolena".


Por otra parte, Ashton Kutcher continúa estando bastante encasillado gracias asus papeles en comedias románticas. En "Sin compromiso" no vemos una faceta de él que no hayamos visto antes. La película tiene sus puntos divertidos (como el cd que le graba Adam a Emma), pero tampoco se mantienen constantes a lo largo de toda la historia. En la taquilla tuvo éxito, y llegó a recaudar 19,652,921 dólares en su semana de estreno. ¿Habría tenido tanto tirón si Portman no la hubiese protagonizado?


Con derecho a roce
Si en "Sin compromiso" veíamos a dos personajes aparentemente fríos y escépticos que no creían en el amor, la película "Con derecho a roce" se encarga de presentarnos en la primera secuencia a dos personas con el corazón roto y que renuncian al amor, pero con la boca pequeña. Y mientras que en la obra de Portman y Kutcher estos personajes eran amigos de la adolescencia, estos dos acaban de conocerse.


Mila Kunis y Justin Timberlake son Jamie y Dylan. Jamie es una "cazatalentos" que ha encontrado en Dylan el candidato perfecto para un trabajo en una gran revista internacional. Cuando Dylan llega a Nueva York para considerar la oferta, Jamie le persuade para que acepte el trabajo. Gracias a esto, ambos logran entablar una amistad y algo más. Eso sí, sin ningún tipo de atadura. El director de la película es Will Gluck, responsable de "Rumores y mentiras". En "Con derecho a roce" hay un guiño a este último film: el nombre de su protagonista -a la que interpretó Emma Stone- puede verse entre los carteles de bienvenida del aeropuerto. También Stone realiza un pequeño papel al inicio del largometraje.


Esta es la primera película de Mila Kunis después de dar el salto definitivo a la fama cinematográfica con "Cisne negro" (aunque en la televisión ya lo había dado, ya que dobla al personaje de Meg Griffin en "Padre de familia"). Y Justin Timberlake, después de diez años ejerciendo como actor, sigue intentando convencer al público de que la interpretación es más que un simple capricho de superestrella. Ambos le dan a "Con derecho a roce" un carácter más gamberro y, todo hay que decirlo, un poco más subido de tono.


La película deja un pequeño hueco para el drama, a través de la figura del padre de Dylan, que tiene Alzheimer. Este es el eslabón débil de la narración: parece que han introducido a este personaje como un pretexto para conmover de forma fácil, porque no guarda relación directa con el rumbo que toma la historia. A este aspecto negativo hay que añadirle que a veces más que ver una película parece que estás viendo un gigantesco anuncio publicitario, por su promoción descarada de ciertos productos (entre otras cosas, la revista en la que trabaja Dylan).


Aunque partan de la misma base, las dos historias van evolucionando de formas distintas. Sin embargo, a pesar de que ambas intentan huir de los clichés de las comedias románticas, caen en ellos inevitablemente. Así que acabamos tomándonos estas películas exactamente igual que sus protagonistas toman su relación: algo para entretenerse durante un rato, pero nada más allá.

8 de noviembre de 2011

Amor y sexo en los 60'

En el año 1962, Helen Gurley Brown publicó el libro "Sex and the single girl". En su día tuvo mucho éxito y hoy está considerado como uno de los precedentes de "Sexo en Nueva York". Este libro animaba a las mujeres a que disfrutaran de su independencia y a que tuvieran relaciones sexuales aunque no estuvieran casadas. Un par de años más tarde, Warner Brothers compró los derechos para realizar una adaptación cinematográfica del libro. Y casi cuarenta años después apareció otra película que, aunque no nombrara explícitamente la obra original y no se autodefiniese como un "remake", calca el argumento de la película de los 60'.


Hablamos de "Sex and the single girl" y "Down with love". Es decir, "La pícara soltera" (no sé a quién se le ocurrió esta traducción) y "Abajo el amor". Ambas tratan la guerra de sexos a través de los dos personajes protagonistas: la escritora, una mujer que ha publicado un libro de éxito cuyo contenido coincide con el original de Helen Gurley Brown, y el periodista, que intentará conseguir una exclusiva, demostrando que la aparentemente fría escritora, a pesar de lo que afirma en su libro, puede enamorarse y no quiere sólo sexo.


Sex and the single girl
En "Sex and the single girl" (me niego a utilizar el título español) estos personajes están interpretados por Natalie Wood y Tony Curtis. Junto a ellos encontramos a otros dos actores míticos: Lauren Bacall y Henry Fonda. En la película, la autora del libro "Sex and the single girl" (Wood) se convierte en psicóloga, además de escritora. Y el periodista (Curtis), tratará de enamorar a la doctora, yendo a su consulta y contándole los problemas maritales de sus amigos Frank y Sylvia (Fonda y Bacall) como si fueran los suyos propios, para así pasar tiempo cerca de ella. Detrás de las cámaras encontramos a Richard Quine, director también de películas como "Encuentro en París".


Una comedia entretenida, en la que Natalie Wood sorprende y Tony Curtis confirma sus dotes para la comedia. Las mentiras y engaños hacen que la trama se vaya enrevesando, hasta finalizar en una delirante secuencia final en una autopista. Como curiosidad, una broma recurrente que se utiliza en la película es que los personajes de la historia comentan cuánto se parece Curtis a Jack Lemmon, su compañero de reparto en "Con faldas y a lo loco" (Wilder, 1959).


Abajo el amor
"Abajo el amor" rinde un homenaje a comedias de los 60' como "Sex and the single girl" y como aquellas que protagonizaba Doris Day. La historia se sitúa en el año 1962 y es básicamente la misma que en la película de Wood y Curtis, sólo que esta vez la parte de que la protagonista es psicóloga queda fuera de la historia. Así, la camaleónica Renée Zellweger interpreta a Barbara Novak, una escritora que llega a Nueva York para publicar su novela. El papel del periodista, que aquí realiza Ewan McGregor, permanece inalterable, y también quiere conquistar a la escritora para probar su teoría y llevarse una exclusiva.


La película, dirigida por Peyton Reed ("Separados", "Dí que sí") no se centra tanto en la trama secundaria como "Sex and the single girl", y hace que el espectador se centre, principalmente, en el personaje de Zellweger. Aunque contiene guiños concretos a la película de Quine (como la obsesión del amigo del protagonista por los calcetines), también incluye algunas bromas demasiado obvias que harían sonrojar a los personajes de Wood y Curtis en la película original, que aunque fueran atrevidos, mantenían esa elegancia que aparentemente es inseparable a todos aquellos actores del cine clásico.


"Abajo el amor" es una película colorida, con una estética muy cuidada y elementos que nos transportan a los 60' de una forma bastante idealizada. Aunque introducen elementos y menciones a símbolos de esta década (relacionados con la compañía aérea Pan Am, por ejemplo), estos se adaptan a la historia y se alejan de los datos reales de esos años, para dar una mayor vistosidad a la película.


Uno de los momentos más sorprendentes es el larguísimo monólogo que realiza Zellweger, en un plano fijo, sin cortes, y durante 3 minutos. Otra curiosidad de la película es que tras su finalización, podemos ver un número musical interpretado por McGregor y Zellweger, que ellos mismos insistieron en grabar, ya que ambos habían sido los protagonistas de dos musicales de éxito: "Moulin Rouge" (Luhrmann, 2001) y "Chicago" (Marshall, 2002), respectivamente.

¿Natalie Wood y Tony Curtis o Renée Zellweger y Ewan McGregor? Sea la pareja que sea, el conflicto entre sexos está asegurado.

6 de noviembre de 2011

'Contagio': Nada se expande como el miedo

Steven Soderbergh sabe que rodearse de un reparto de lujo da un buen empujón a una película. Y si encima son buenos actores, mejor que mejor. Ya lo demostró con la trilogía de Ocean's (2001, 2004, 2007), y ahora lo ha vuelto a hacer en su nueva película: "Contagio".


Así, los actores y actrices se convierten en el mayor reclamo para ver esta película, ya que el argumento nos suena bastante: un misterioso virus se va expandiendo a nivel mundial sin que nadie conozca ni su origen ni el remedio. Sin embargo, hay una diferencia que diferencia a "Contagio" de otras películas de catástrofes globales como puede ser "El incidente" (M. Night Shyamalan, 2008). Y es que la película de Soderbergh no se centra en una sola historia humana, profundizando en sus miedos y lucha por la supervivencia. Si en la mencionada "El incidente" pasaba esto último, y veíamos la evolución del fenómeno desde el punto de vista de los personajes de Mark Wahlberg y Zooey Deschanel, en "Contagio" la historia no gira alrededor de un sólo núcleo. Las vivencias personales dan paso a algo mucho más grande.


A través de los personajes principales se intentan cubrir todos los aspectos relacionados con la evolución de la epidemia: Laurence Fishburne se convierte en un doctor que, motivado por el Departamento de Seguridad Nacional, envía a la doctora Mears (Kate Winslet)a Minneapolis para investigar sobre la enfermedad. Marion Cotillard es una doctora de la Organización Mundial de la Salud que se desplaza a Hong Kong para descubrir cómo empezó todo. Jude Law da vida a un periodista freelance que se hace un hueco en la Red gracias a sus teorías sobre el virus. Y Matt Damon nos enseña la cara más humana de la tragedia, y se convierte en un padre de familia cuya mujer (Gwyneth Paltrow) es una de las primeras víctimas de la epidemia.


Tal vez la historia más interesante es la del bloguero Alan Krumwiede (Jude Law). Por supuesto, en este siglo no podía faltar en una película como esta la herramienta más potente en el mundo actual: Internet. Ya la utilizó Lars von Trier en "Melancholia", pero aquí nos posicionamos desde el punto de vista de quien realiza la información que se cuelga en la web, no desde quien la lee. Krumwiede se convierte en una especie de gurú para todos aquellos que, desesperados, intentan evitar o remediar la enfermedad. Desde su blog sostiene la teoría de que todo es una conspiración y de que él tiene la cura. Un personaje que invita a la reflexión, al contrario que el de Marion Cotillard, que nos deja bastante indiferentes gracias a su parte de la historia, que en su mayor parte no aporta nada y de la que se podría haber sacado un mayor provecho.


Aunque según el guionista del film (Scott Z. Burns)una de las fuentes principales de información para la película fue la epidemia de SARS (Síndrome Agudo Respiratorio Severo), que se propagó por Asia en 2002 y 2003, inevitablemente veremos al fantasma de la Gripe A planeando por toda la película. ¿Os acordáis de lo importante que fue en su día mantener una buena higiene de manos? Con lavados frecuentes, jabones especiales que se podían utilizar sin agua... El virus de "Contagio" se transmite mediante el mero contacto táctil: si una persona enferma toca un objeto y a continuación tú tocas ese elemento, ya estás perdido. Por eso es un virus impredecible, que aisla totalmente al ser humano (¿cómo viviríamos si no pudiésemos tocar lo que otros han tocado?) y del que es muy difícil escapar.


A pesar de tener ideas brillantes, "Contagio" no se convierte en una película que cale hondo en el espectador. Pero esto es una consecuencia que, inevitablemente, surge en el momento en el que Soderbergh decide centrarse más en el virus que en las personas. El propio director afirma: "Mi deseo era hacer un film centrado en los procedimientos científicos, políticos y mediáticos que rodeaban a un cataclismo de dimensión mundial". Y efectivamente, esta parte la consigue a la perfección. Pero lo único que nos llevamos de la película es ese alivio de salir a de la sala y decir: "menos mal que es sólo es ficción".

4 de noviembre de 2011

Noticias 4 de noviembre: rumores y proyectos

Terrence Malick planea dos nuevas películas

Cuando se estrenó "El árbol de la vida" una curiosidad que se destacó de su director, Terrence Malick, era que pese a su edad (67 años) sólo había dirigido cinco largometrajes. Por eso nos ha sorprendido a todos anunciando que en 2012 rodará no una, sino dos películas.

El director de "La delgada línea roja" contará con la presencia de estrellas como Christian Bale, Cate Blanchett y Ryan Gosling. Todo esto sin contar con otro misterioso proyecto que actualmente se encuentra en el proceso de post-producción y en el que aparecen Javier Bardem, Jessica Chastain, Rachel McAdams, Rachel Weisz y Ben Affleck.

Ricky Gervais... ¿vuelve a la carga?

Según el New York Post, el humorista podría volver a ser el presentador de los Globos de Oro, al igual que este año. Parece ser que Gervais ha sido visto en un restaurante acompañado de la presidenta de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (que organiza la gala) y el director de la cadena estadounidense NBC (que la retransmite). Las fuentes del New York Post afirman que "corría el champán". Una cosa está muy clara: si le fichan, el aumento de la audiencia está asegurado.

Para quien esté despistado, recordamos que la labor de Gervais como presentador de la ceremonia de este año no fue muy aplaudida por la industria. Sólo hay que ver el monólogo inicial que hizo para descubrir el porqué. Su humor, ácido y punzante, no le sentó muy bien al presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood por aquel entonces, que indicó que "se había pasado de la raya". Si no lo visteis, echadle un vistazo. Merece la pena.

Se desvelan nuevas incógnitas sobre Bond

La nueva película de la saga de James Bond ya tiene título: "Skyfall". El proyecto ha sido presentado oficialmente esta semana en una rueda de prensa celebrada en Londres. El director, Sam Mendes, desveló que la trama de esta nueva entrega no estará relacionada con las dos películas anteriores protagonizadas por Daniel Craig. Como dijimos hace unas semanas, Javier Bardem hará el papel de villano.

"Skyfall" se estrenará el 26 de agosto del próximo año, fecha simbólica, ya que ese día se cumplirán 50 años de la primera entrega de serie "Bond".

2 de noviembre de 2011

Le rebelle au vélo

Hay pequeñas historias que sorprenden por su mera simplicidad. No vienen acompañadas de un gran trabajo promocional ni de un reparto estelar. Su mérito se basa en el poder que tienen para emocionarnos, para hacernos sentir cercanos a la trama y a sus personajes. Son películas que suelen pasar desapercibidas, pero que transmiten mucho más que las que están en los primeros puestos del ranking de recaudación. Esta es una de esas historias.


"El niño de la bicicleta" ("Le gamin au vélo" en el francés original) es uno de los estrenos de cine europeo que ha llegado este fin de semana a nuestras pantallas. Y como se veía venir, ha sido eclipsada por los taquillazos "Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio" y "Paranormal Activity 3". Sin embargo, es una pena dejar que filmes como este queden en el olvido.

Los hermanos Dardenne dirigen esta pequeña (no llega a los 90 minutos) pero cautivadora película. Cuenta la historia de Cyril (Thomas Doret), un niño que ha sido abandonado por su padre y ha tenido que ser ingresado en un orfanato. Cuando todavía está confuso y no comprende por qué su padre ha obrado de esta forma, el niño conoce a Samantha (Cécile De France), una mujer que se ofrece a acogerle en su casa los fines de semana.


Siempre acompañado de su bicicleta, el niño irá aprendiendo las lecciones que su nueva vida le ofrece. Inocente y confiado, "El niño de la bicicleta" nos muestra un personaje con el que conectamos y al que compadecemos. Su vestimenta roja hace que le veamos como un moderno y más joven James Dean; como un rebelde al que las circunstancias le han empujado a ser como es.

La película se estrenó en el Festival de Cannes de este año, donde obtuvo buenas críticas y el Premio del Jurado. Éxito al que ya están acostumbrados los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, quienes se han llevado dos veces la Palma de Oro de este festival, por los largometrajes "El niño" y "Rosetta". "El niño de la bicicleta" es, según ellos, su película más luminosa y optimista.


Una historia que no es fácil describir, ya que lo importante son los sentimientos que provocan en el espectador. Conmueve, pero sin ser sentimendaloide y sin llegar a la llorera facilona, lo que hace de ella una historia equilibrada e impecable. Y sobre todo, otro ejemplo de que los europeos cuentan mejor las historias.